Tiempo de lectura: 5 minutos
¿Tenés que elegir un maternal o un jardín de infantes para tu bebé? ¡Quiero ayudarte a tomar la mejor decisión! Soy Marianela Casanova, guía de educación viva, diplomada en Infancia, Pedagogía y Educación, asistente Montessori, y autora de Libreniñez. Te invito a considerar espacios educativos fuera del sistema “tradicional” y te doy tres claves para elegir el maternal o jardín de infantes ideal para tu bebé.
Por qué es tan importante elegir el espacio educativo de nuestro bebé a consciencia
No pensábamos que fuera a llegar tan rápido, no pensábamos que iba a suceder así (nuestra idea era otra), pero llegó el momento de elegir un espacio educativo y de cuidado para nuestro bebé o beba.
Y otra vez se nos ocurre hacer el “casting” como hicimos con el obstetra o equipo de parteras. Preguntamos a nuestras amigas, googleamos e indagamos lugares por el barrio, averiguamos valores de las cuotas… Pero pasan los días y nos damos cuenta de que esta elección es mucho más difícil, por varias razones.
La principal es que, no somos las mismas personas que éramos antes. Luego del nacimiento de nuestro hijo o hija, nos replanteamos todo y ya nada lo elegimos porque “es lo que se debe hacer”. Porque hay un cambio de paradigma en el que elegimos criar y buscamos acompañar los procesos de manera respetuosa y consciente.
Además, se trata de nuestra cría: esta no va poder manifestar abiertamente como lo haríamos nosotros si está perfectamente bien en ese lugar. Y, en algún punto, tendremos que confiar. Confiar el cuidado de nuestro bebé tan esperado y amado a otra persona, con la cual la coeducaremos. Por eso elegir conscientemente es tan importante como confiar en que somos capaces de observar si algo no va bien. Sentirlo, leerlo en nuestros hijos. Será un aprendizaje para toda la vida.
Te invito a considerar espacios educativos “alternativos”
Cuando hablo de cambio de paradigma, me refiero a la educación. La mayoría de nosotros fuimos educados bajo el sistema educativo “tradicional”, disciplinario, autoritario, en el cual debíamos estudiar de memoria y rendir examen para aprender casi nada, sin un verdadero aprendizaje y menos que menos felicidad. Pero no, claro, del jardín de infantes tenemos leves recuerdos dulces y alegres, porque en ese nivel educativo todavía nos tratan con cariño, nos hacen upa si lloramos y jugamos mucho rato. Entonces, sentimos confianza para elegir un maternal o jardín de infantes que sea parte del sistema tradicional, pero aquí hay dos claves que deberíamos tener en cuenta.
Primero, detrás del upa y del juego, ¿qué mirada o miradas pedagógicas hay?, ¿acompañan con consciencia los procesos naturales del desarrollo infantil y los guían hacia la autonomía que la infancia misma reclama todo el tiempo?, ¿los invitan a empezar a conocer lo que les gusta y lo que no? ¿o les dicen “ahora todos vamos a dibujar una casa y un árbol” como nos decían a nosotros coartando de entrada nuestra imaginación, entre otras prácticas? Segundo, ¿qué hay después de las salitas de colores ahí, hay una transición hacia la primaria, hay una mirada pedagógica con la cual realmente queremos coeducar a nuestros hijos?, ¿cuál es la filosofía de ese tipo de educación en lo profundo?
Sí, por eso decía que es muy difícil, junto a los valores de las cuotas y la lejanía al espacio en el caos de una gran ciudad si somos urbanas. Y, además, ponerse de acuerdo con nuestra pareja, la mayoría de las veces. Calma, que podemos con todo y con esto también vamos a poder.

Cómo saber si un espacio educativo “alternativo” es lo mejor para tu bebé
Luego de sentir, lo primero es informarse: averiguar en qué espacios podemos tener información pero de la buena, buscar profesionales y espacios (cada vez hay más, como este por ejemplo) donde poder conocer qué es realmente, por ejemplo, el enfoque Pikler, la educación Montessori, la educación Waldorf, la educación libre, la Educación Viva, Reggio Emilia, entre otras pedagogías llamadas “alternativas” porque son otra opción a lo “tradicional” porque priman la felicidad, el respeto y el cuidado consciente aunque con muchas diferencias entre ellas, con las que nos sentiremos más o menos acordes.
Es necesario derribar mitos, pero también hacer nuestro propio camino sabiendo que se hace camino al andar. Sobre todo, necesitamos deconstruirnos: por ejemplo, en todo el mundo, la mayoría de los espacios de educación alternativa empezaron como lugares no “oficiales” porque como a todo lo alternativo se les ponen trabas en las ruedas o porque ellos mismos eligen, a veces, no formar parte del sistema que los limita en sus prácticas. Hay qué ver qué sentimos con esto, si estamos preparados o no todavía. O es precisamente lo que necesitamos, así como muchas supimos que nuestro segundo parto sería en casa (o al menos lo intentaríamos).
Tres claves para elegir el maternal o el jardín de infantes ideal
- Lo que sirve mucho es hablar con las madres que están en la puerta del espacio que queremos conocer, decirles que necesitamos ayuda y que su opinión sería muy importante para nosotras. Porque en las entrevistas muchas veces todo es color de rosa, y cuando decimos “Montessori” suelen decir “sí, nos encanta, acá aplicamos”, pero la verdad está en la experiencia. Y también hay espacios Montessori que siguen más al método que al propio niño o niña, así como también, afortunadamente, hay espacios tradicionales y públicos que, sin saberlo, son Montessori. Porque las docentes de nivel inicial son las que más abiertas están al cambio de paradigma, que debe suceder idealmente desde adentro.
- Importante: el lugar tiene que ser cerca de nuestra casa o nuestro trabajo. Si elijo un espacio que es mi sueño pero queda lejos en la ciudad, será un factor de desregulación para toda la familia y no tendrá mucho sentido. Tampoco aconsejo mudarse por un espacio educativo: sobre todo en estos tiempos, algunos no se pueden sostener y pueden cerrar.
- En las instituciones suelen querer conocer a las familias, y allá vamos con nervios, tratando de mostrar que cumplimos con las expectativas del lugar que tan poca vacante tiene y necesitamos para poder seguir trabajando. Pero sería mejor cambiar el enfoque, llevar a nuestro hijo o hija y ver cómo lo tratan: ¿le dan voz aunque no hable?, ¿le piden permiso para tocar su cuerpo al, por ejemplo, atarle los cordones? Ir al respeto profundo, más allá de la mirada que pregonen tener.

Mi experiencia personal
Para cerrar, les quiero contar mi experiencia personal: estuve casi dos noches sin dormir porque tenía dudas sobre si “mandar” a un jardín Montessori o a uno Waldorf a mi primer hijo. El bilingüismo me ayudó a elegir en ese momento (por el Montessori). Durante años, vi muchísimas familias irse del proyecto, al cual yo volvería a elegir, con sus imperfecciones, porque durante todo ese tiempo mi hijo fue feliz. Pero para mi segunda hija elegí un espacio de educación libre con una maestra Waldorf que la hizo también feliz. También me pasó de no poder pagar más las cuotas de ciertos espacios. Y antes de mudarme, encontré un oasis en el medio de la ciudad, que para mí es todo lo que está bien en la urbanidad. Ahora vivo en el campo y van a una comunidad de aprendizaje en la naturaleza.
…………
Si mis hijos tuvieran que ir a un jardín “tradicional”, yo pediría formar parte de la cooperadora para mejorar lo que yo sienta que se debe mejorar, y aprendería de lo que tenga que aprender. Si el lugar que sueño para mis hijos no existiría, en principio armaría grupo de juego libre con otras familias del barrio o amigas asesoradas por profesionales. Pero esa es solo mi experiencia y mis expectativas. ¡Te deseo la mejor elección posible!
…………