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Rose Dupouy, mamá y emprendedora sustentable, nos cuenta cómo piensa su maternidad para generar el menor impacto ambiental posible. Desde preferir ropa usada a incursionar en los pañales de tela, todos los consejos de esta mamá sustentable acá.
La consciencia
Desde muy chica me interesa el cuidado del ambiente, ya como profesional volqué esa pasión en mi programa de entrevistas y, a medida que fui conociendo referentes de esta comunidad de crianza sostenible, sabía que era lo que quería para mi futuro bebé.
Creo que comencé a criar sustentable desde antes de que naciera mi hija, ya que muchas de las cosas que tenemos fueron donaciones de otras familias amigas. Incluso recibimos cosas que habíamos usado en mi familia hacía décadas y ahora la bebé tiene un pedacito de su segundo país (Venezuela) con ella gracias a eso.

Lo primero es saber que la maternidad sustentable es parte de un cambio general de paradigma. Para criar sustentable hace falta primero tener consciencia ambiental y social, ya que hay muchísimas opciones en el mercado tanto para bebés como para adultos, y hay que saber elegir las mejores para nuestra salud y para el cuidado del ambiente. Todo esto también implica bajar varios cambios y abrazar el slow living en la medida de lo posible (soy una chica de ciudad con un empleo a tiempo completo: sé lo complicado que es).
Hay cosas que merecen enfocar nuestro tiempo y atención, y la crianza es la más importante de todas ellas, a mi parecer.
Y hay que tener muchísima paciencia: el mundo actual no está preparado para este estilo de vida y siempre los va a empujar a consumir más y buscar las opciones más convenientes en cuanto a tiempo, aunque sean dañinas para el planeta.
Además, para mí, la maternidad sustentable no solo tiene que ver con lo ambiental, con los productos o juguetes que elegimos, sino con el respeto a los tiempos del bebé, a sus necesidades físicas y emocionales, para formar bases sólidas que lo harán un adulto consciente en el futuro. En el día a día, trato de romper con el adultocentrismo y dejar de seguir la corriente, conectarme más con el instinto maternal y menos con la publicidad que nos quiere llenar de cosas que no necesitamos en realidad.
Los hábitos
Lo primero es dar el ejemplo. Confieso que, los primeros meses, la vorágine me llevó a abandonar mis hábitos sustentables, pero mi marido fue quien se mantuvo firme con la separación de residuos, el reciclaje y la recolección de orgánicos para llevar a los Puntos Verdes. La beba todavía es muy chiquita, pero confío en que va a copiar lo que ve y adquirir esos hábitos mucho más rápido que nosotros.
Vivimos en la ciudad, en un departamento que ni siquiera tiene balcón, así que tratamos de sacarla todos los días un rato a la plaza y que nuestras vacaciones sean en lugares llenos de naturaleza. Ella es mucho más feliz donde hay tierra, agua y verde que acá dentro.

Los pañales
Confieso que quisiera usar más pañales de tela, pero, en nuestro caso, ha sido mucho trabajo. Los intercalamos con los desechables durante el día. Pensé que sería más sencillo, pero los pañales de tela son un mundo muy profundo en el que realmente hay que formarse, no vale solo el instinto en este caso. Hay que saber hacer el lavado correctamente, tener espacio para ponerlos a secar y también tener una buena proporción covers/absorbentes para que funcione. En nuestro caso, estamos manejándonos como podemos, pero mi deseo es hacer el cambio total a pañales de tela antes de que la bebé cumpla el año.
Mi consejo para quienes quieren comenzar a usarlos sería: asesórense. Lamentablemente nuestro estilo de vida no es igual al de nuestros ancestros, nuestros ritmos son más acelerados y hay que saber cómo optimizar el uso de pañales ecológicos de tela para que no sea un dolor de cabeza.
Los juguetes y la ropa
Muchas veces tomo cosas que deberían ir al reciclaje y las uso para que ella juegue, por supuesto, fijándome que sean seguras para ella. Le llaman la atención los rollos de papel y las botellas plásticas, las cajas de cartón y otros objetos cotidianos a pesar de que tiene bastantes juguetes. Y, ya que tocamos ese tema, casi todos sus juguetes han sido donaciones (ella nació en mayo y muchos los usé de regalos de Navidad, incluso) y, los que son nuevos, los he comprado en Lena porque me da la confianza de que están hechos con los mejores materiales y en condiciones de trabajo justas.
También tuve la oportunidad de comprarle, en Venezuela, un oso de peluche de triple impacto. Esto sirvió para donar platos de comida a comunidades vulnerables. Creo que es muy importante poder contarle, en el futuro, la historia de cada uno de sus juguetes para que vea que hubo consciencia detrás de su adquisición.

Evito los electrónicos – una misión casi imposible – y ella misma prefiere jugar con objetos de madera o con sus instrumentos musicales que ver dibujitos. Me parece importante comentar, también, que un juguete de plástico que haya sido usado también tiene su cuota de sustentabilidad, pues estamos alargándole la vida útil en lugar de enviarlo al relleno sanitario, así que estos también los aprovechamos un montón.
En cuanto a la ropa, como mencionaba antes, recibí muchas donaciones, pero también, cuando quise comprar, busqué principalmente ropa usada. La verdad es que los nenes usan todo por muy poco tiempo y luego queda guardado hasta que haya otro bebé en la familia, o simplemente se tira. Lo mejor es siempre darle una nueva oportunidad a las cosas.
La alimentación
Por ahora estamos con lactancia materna, principalmente, y alimentación complementaria. Todo se prepara en casa, cuidando que sea seguro para ella y no contenga sal, azúcar ni ingredientes procesados. Favorecemos las frutas, verduras y vegetales (es muy fan del brócoli y la batata), en varias ocasiones hemos comprado bolsones orgánicos que usan productos de temporada y, por suerte, nuestra pediatra es muy consciente también y nos hace evitar todo lo que sea «de kiosco». También luchamos todos los días contra el desperdicio de alimentos y esperamos transmitirle a ella este valor.
Sí me preocupa que, cuando empiece a socializar, se tope con familias con hábitos que no sean saludables, pero confío en que este movimiento continúe creciendo y sé que ya hay muchos que son realmente conscientes de lo que les dan de comer a sus hijos.
El entorno
Como seres humanos, siempre queremos opinar y compartir información para mejorar la vida del otro. Al inicio me molestaba escuchar consejos no solicitados o ver que le regalaran cosas que fueran «contra» la crianza sostenible (ej.: un juguete electrónico), pero, conforme uno va tomando confianza en esto de criar, aprende a hacer oídos sordos, a entender que cada cabeza es un mundo y que cada quién tiene derecho a criar a sus hijos como mejor le parezca. Es un tema de paradigmas de cada uno, me parece. Con lo que sí somos firmes es con el uso de las pantallas: sabemos lo adictivas que son para nosotros, así que imagínense para una criatura.
Mi marido me apoya siempre en este tipo de decisiones y, como decía antes, él ya incorporó los hábitos sustentables en gran medida. Sin embargo, el tema de los pañales sigue siendo un asunto pendiente para todos.
Las dificultades
Existe la tendencia a pensar que criar sustentable es costoso, pero no ha sido mi experiencia, así que no teman en ese sentido porque siempre hay formas de arreglárselas si se tiene creatividad, y más si ya son personas que reciclan. Seguro encontrarán un buen uso a algunos residuos.
Sí les recomiendo un curso de pañales de tela para que puedan tomar decisiones informadas y ver qué tipo se adapta mejor a su estilo de vida. Por suerte, hay todo tipo de modelos y ya se pueden lavar en lavarropas, así que ya no es tan pesado como solía ser. Mejor si tienen un espacio de tender para que se sequen correctamente y les dé el sol.
Por último, este dicho «tu vibra atrae a tu tribu» es muy real y van a ver que, poco a poco, podrán ir tejiendo redes con más familias sustentables y aprender entre ustedes, multiplicando este movimiento y criando seres humanos más respetuosos con el medio ambiente y con los demás.
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Rose es una mamá sustentable con una historia inspiradora que podría ser la tuya también. Si querés sumarte a este movimiento, te invitamos a suscribirte más abajo a nuestra newsletter para recibir información sobre maternidad y crianza sustentable.
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